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Taller Filosófico de Tecla Sala. 19 de Mayo



NATURALEZA BIOLÓGICA O NATURALEZA CULTURAL


El ser humano, como concepto nacido tras la Modernidad, apunta a dos naturalezas diferentes: una naturaleza biológica, y una naturaleza cultural. Disciplinas como la biología, la química, y otras ciencias se dedicarían a estudiar la naturaleza biológica del ser humano, entendiendo a éste como una cosa más en el mundo, un caso particular del fenómeno más general que llamamos la vida. Otras ramas del saber, como la sociología, la antropología o la historia, se dedican al estudio de su naturaleza cultural, analizando el ser humano desde la óptica de que se trata de un fenómeno único e irreductible a cualquier otro, con una lógica propia y una originalidad que lo hace diferente.


La división entre estas dos naturalezas humanas, que tiene su origen en la Modernidad, provoca una serie de problemas o paradojas que condicionan como nos pensamos y nos vemos. Estos problemas se pueden resumir del siguiente modo: si como ser humano tengo dos naturalezas, ¿Cuál es el nexo de unión entre ambas? ¿Dónde se unen? Con otras palabras: ¿como condiciona mi naturaleza biológica a mi naturaleza cultural, y viceversa?


Este problema, desde el momento en que aparece, ha tratado de ser resuelto de múltiples maneras.


Una de ellas consiste en afirmar o defender que una de las dos naturalezas determina a la otra, pero no al revés. Se ha defendido tanto que lo biológico prima sobre lo cultural, como que lo cultural determina lo biológico. Ambas opciones coexisten desde el principio de la cuestión.


Es de la mano de esta problemática como hay que entender, por ejemplo, afirmaciones tales como que hay un gen del miedo, y otro de la avaricia, o que el amor no es más que un cambio en la química del organismo. O que el estudio de las neuronas puede darnos la clave para entender como funciona nuestro pensamiento. Estas afirmaciones pertenecen a disciplinas que han elegido que lo biológico condiciona lo cultural; que a través del estudio de la biología se puede llegar a entender el comportamiento humano, su ser cultural.


Sin embargo, en el momento en que se apuesta por la idea de que hay un condicionamiento de lo uno sobre lo otro, hay que demostrar que el movimiento inverso no existe. La neurociencia y otras disciplinas apuestan por explicar que el comportamiento humano se ve condicionado por la química del cuerpo, y proponen teorías el respecto. Pero al hacerlo se enfrentan al problema de demostrar que esa relación no sucede también a la inversa, y que el comportamiento humano no condiciona su naturaleza biológica. Que, por ejemplo, pertenecer a una sociedad determinada no me convierte en un ser biológicamente diferente.


Las disciplinas que, sin embargo deciden que lo cultural prima sobre lo biológico se enfrentan al mismo problema pero en su otra vertiente. Es el caso del movimiento New Age, que a través de una reinterpretación de la física cuántica, afirma que el pensamiento determina lo material. Este movimiento se enfrenta al problema de explicar como es posible que la relación entre ser cultural y ser biológico se dé sólo en una dirección. Si determinados pensamientos modifican lo material, entonces, ¿porqué el ser determinada materia no modifica lo que se es capaz de pensar?


De cualquier modo, el problema no tiene fácil solución. Al dividir la naturaleza humana en dos, nos encontramos con graves dificultades a la hora de explicar cual es la relación que hay entre ambas partes.


¿De qué manera se relacionan lo biológico y lo cultural en la constitución del ser humano?